domingo, 15 de febrero de 2009

Me cambio la vida de a poquito, nada extremo pero al menos algo hizo conmigo.

Me gusto a penas lo vi, era diferente y tenia la misma mirada que un niño de 15. Esos ojos y esa sonrisa complice me ayudaron para sentirme más segura que nunca, como si lo conociera de toda la vida, como si por cosas de "destino" (que chatanta decir eso) o de personalidad tuvieramos la fortuna suficiente para ser amigos.

No soy nada de el, ni el es algo mio...solo lo pasamos bien cuando nos juntamos, cuando nos reimos de las tonteras que hacemos o decirmos, de las claves que son medias estupidas pero que bastan para que ambos podamos interactuar de forma distinta.

Ni yo lo quiero para mi, ni el me quiere para si, pero a pesar de todo, de eso se trata el juego y por eso quizás lo disfrutamos tanto, porque sabemos las reglas y las aceptamos viviendo los pocos minutos a nuestro antojo.

Que amistad más entretenida, ojala con todos mis amigos fuera así.

Vamos?